√ Entrevista con el óptico-optometrista José Ignacio Mijangos Linaza, quien, con 82 años, no solo ama su profesión, sino que mantiene intacta la responsabilidad de poner al servicio de la sociedad todo lo que ha aprendido en este tiempo

√  Destaca «las ventajas para todas las partes» que supondría contar con estos profesiones de la atención primaria de la salud visual en la sanidad pública

 

Nada menos que 63 años cuidando la salud visual de los burgaleses y no se cansa. Porque, con 82 años, José Ignacio Mijangos Linaza no solo ama su profesión, sino que mantiene intacta la responsabilidad de poner al servicio de la sociedad todo lo que ha aprendido en este tiempo. “Mientras la cabeza me funcione, seguiré”, asegura. Pertenece nada menos que a la tercera promoción de la Escuela de Optometría del Instituto de Óptica “Daza de Valdés” del CSIC (fundada en 1956, es el antecedente de la Facultad de Óptica y Optometría de la Complutense de Madrid), y enseguida se puso al frente del establecimiento familiar de farmacia que tenía su padre en el centro de la capital burgalesa, reconvertido en establecimiento sanitario de óptica en 1961. Pero nunca descuidó su formación. Fue ponente en los congresos nacionales de Óptica, realizó un máster en Ciencias Clínicas Optométricas gracias al acuerdo del entonces Colegio Nacional con la Universidad de Pensilvania, y obtuvo también el título de Optometría de la Sociedad de Optometría Europea en la Universidad de Montreal.

¿Cómo ha cambiado la óptica-optometría en todo este tiempo?
Yo realicé los estudios cuando todavía era la Diplomatura de Óptico de Anteojería, en una promoción en la que ya había igualdad, con 14 mujeres y 15 hombres en un ambiente estupendo. Luego la formación ha ido evolucionando mucho, con una preparación que cada día es mejor, donde el óptico asume su trabajo con mucha responsabilidad y que sirve para que sea reconocido como el profesional sanitario idóneo para revisar la visión. En este sentido, es muy importante lograr la entrada en SACYL para dar respuesta a las necesidades sanitarias que existen en este ámbito, y veo además, por suerte, que se está trabajando muy bien en este sentido con las administraciones, tanto desde el Consejo General como desde el Colegio de Castilla y León. La sociedad saldría muy beneficiada, porque la labor de los ópticos cada vez es más profesional. En mis inicios, casi nadie se ponía gafas y casi nadie se miraba la vista. Yo empecé a graduar la vista en el año 1961, y desde entones, he visto cómo hemos logrado que cada vez haya más consciencia de la necesidad de revisarse los ojos y de saber que es en las ópticas donde lo hacen bien.

¿Qué ventajas supondría para la población esta incorporación a la sanidad pública?
Ventajas para todas las partes. En la sanidad pública estamos viendo cada día en los medios de comunicación que faltan médicos, que hay listas de espera y que no pueden llegar a todo. Si se cuenta con el óptico-optometrista, cada vez más preparado para hacer sus tareas en el campo específico de la graduación de de la vista, lograríamos un avance importante para la sociedad y para el sistema, porque se ganaría tiempo y se ganaría atención sanitaria de calidad.

Dice que antiguamente casi nadie se graduaba la vista, ¿hemos ganado en concienciación?
Hace 60 años la vida era muy distinta. Las gafas se vendían en cualquier sitio, y no se tenía en cuenta que hay que adaptarlas de acuerdo a las necesidades de cada persona; pero la llegada de los ópticos fue logrando que los ojos se cuidaran y se mimaran. Todavía me llama mucho la atención la cantidad de gafas que, tristemente, se venden en cualquier lado ya montadas. Es una barbaridad, porque el 80% de las personas tenemos un ojo distinto del otro.

¿Por qué eligió esta profesión?
Dentro del campo sanitario en el que me había educado con la farmacia de mi padre, descubrí esta profesión nueva donde se empezaba a estudiar los ojos con más profundidad y me gustó mucho.

Y no se ha arrepentido, porque sigue en su óptica cada día con 82 años…
Soy de los que creo que si la cabeza funciona, por qué te vas a quedar en casa. Hay que seguir trabajando y devolviendo a la sociedad lo que te ha dado. Mientras pueda, quiero seguir transmitiendo las mejoras que cada día hay en las ópticas y que la gente asuma que los ópticos son profesionales sanitarios muy capacitados para cuidar de su salud visual.

Con 60 años de experiencia, seguro que tiene las claves para decirme qué cualidades debe tener un buen óptico.
Las que ya tienen los ópticos: buen profesional, muy honrado y con ilusión por ayudar a la sociedad. Si vivimos de esto, es porque ayudamos a la gente, se fían de nosotros, y eso para mí es importantísimo.

¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?
El contacto humano y poder ayudar. Hay personas a las que he tratado desde que tienen 10 años, y ahora tienen 70. El óptico tiene bastante capacidad, facilidad y competencias para atender bien a la población y ahí está el resultado, cada día más ciudadanos se revisan la visión en las ópticas y cada día están mejor atendidos.

La vista es nuestro sentido más preciado, pero ¿la cuidamos lo suficiente?
La población cada día se responsabiliza más de su visión, y saben que ver bien es sinónimo de calidad de vida.

¿Qué consejos daría para cuidar en el día a día de nuestra salud visual?
Lo más importante es saber que el cuidado de la salud visual depende de uno mismo; si algo no funciona bien, está en su mano ir al óptico para que busque la solución adecuada. Cuando ponemos el ojo ante nosotros, vemos en su conjunto cómo está, utilizamos cada vez mejor tecnología, y si apreciamos que algo no va bien, ponemos nuestro empeño en una atención individualizada, o derivamos a otros especialistas si es necesario. Lo que sí es importante es no olvidarse de que hay que cuidarse, y hay que hacerlo con el profesional adecuado. Me duelen mucho estas campañas publicitarias donde las gafas se regalan, con unos descuentos del 80% que parecen dejar de lado nuestras competencias profesionales. En la vida no todo es negocio, y en nuestro caso estamos para ayudar. Si en vez de hacer campañas hablando de regalo, regalo y regalo, se invirtiera más en hablar bien del profesional, de lo que el profesional sanitario puede hacer por tu visión, sería mucho más acertado.