√ El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León advierte de que el frío, el viento, la lluvia, la calefacción y los continuos cambios de temperatura pueden causar sequedad e irritación si no usamos la protección e hidratación adecuadas
√ Para los días de nieve, es necesario llevar gafas de sol homologadas con los filtros recomendados para evitar quemaduras solares y minimizar el riesgo de queratitis, cataratas o incluso degeneración macular asociada a la edad (DMAE)
Durante la época invernal, y en especial en este mes de enero, se viven en Castilla y León las temperaturas más frías del año, acompañadas en muchos casos por viento, lluvia e incluso nieve, condiciones climatológicas extremas que afectan de forman especial a nuestros ojos. En este contexto, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) recuerda a la población que solo hay que seguir unas sencillas pautas de protección e hidratación para velar por nuestra correcta salud visual.
Como indica la vicedecana de COOCYL, Ana Belén Cisneros, “el frío invernal puede reducir la producción de lágrimas y resecar la superficie ocular, causando irritación y molestias”. Para evitarlo, se puede considerar “el uso de gafas de sol como protección y barrera física reduciendo la exposición directa del viento y del frío a los ojos”.
Igualmente, los sistemas de calefacción logran resecar el aire en interiores, lo que también contribuye a la sequedad ocular y a un mayor riesgo de tener los ojos irritados. “Es aconsejable usar humificadores para mantener un nivel adecuado de humedad en el ambiente y evitar así que los ojos se resequen. Además, para todas estas situaciones en las que notemos deshidratación, se recomienda el uso de lágrimas artificiales sin conservantes”, añade la experta.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta que cuando hace mal tiempo aumenta el uso de dispositivos electrónicos en el hogar. Las horas frente al televisor o navegando por internet incrementan la fatiga visual y los síntomas asociados a la sequedad, por lo que, aparte de la hidratación, hay que intentar parpadear con más frecuencia y no olvidar la regla del 20-20-20: mirar cada 20 minutos fuera de las pantallas durante 20 segundos y enfocando a una distancia mínima de 20 pasos, que son unos seis metros.
Estos consejos son especialmente relevantes para las personas que padecen el denominado síndrome de ojo seco, a quienes el mal tiempo les puede agravar síntomas tan molestos como dolor, visión borrosa, enrojecimiento o incluso lagrimeo excesivo. Los usuarios de lentes de contacto son más vulnerables en estos ambientes de sequedad, ya que las lentillas pueden perder su forma y adherirse al globo ocular, lo que causa incomodidad y visión borrosa.
Día Mundial de la Nieve
Si hay algo que define el invierno es la llegada de la nieve, y, en consecuencia, la práctica de actividades deportivas relacionadas o, simplemente, el disfrutar de una jornada de ocio en paisajes nevados. Ante el Día Mundial de la Nieve, que se celebra el próximo domingo, 21 de enero, COOCYL recuerda que en este entorno se refleja un 80% más la radiación ultravioleta respecto a otras superficies, y por cada 1.000 metros de altitud, la radiación afecta un 15% más.
“Los rayos de sol se reflejan en la nieve y aumenta la exposición a la radiación UV, lo que puede dañar e incluso provocar queratitis corneal y daños irreversibles en la retina”, recuerda Ana Belén Cisneros.
Por ello, añade, “es imprescindible el uso de gafas de sol con protección UV especial, incluso en días nublados; se recomienda un filtro solar de categoría 4 y polarizado con una absorción del 90% de la radiación solar”, con el objetivo también de minimizar el riesgo a largo plazo de desarrollar otras condiciones patológicas, además de la queratitis, como cataratas o incluso degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
A corto plazo, el mayor riesgo es lo que se conoce como ‘ceguera de la nieve’. La fotoqueratitis puede afectar al 20% de las personas que practican actividades en la nieve con tan solo una hora de exposición sin la protección conveniente, por lo que hay que extremar el cuidado de los más pequeños, ya que son más vulnerables a los rayos UV, y los efectos de la exposición solar pueden mostrar su efecto con el paso de los años.
Entre 6 y 12 horas después, las quemaduras oculares pueden cursar con enrojecimiento de los ojos, inflamación de los párpados, sensación de cuerpo extraño, dolor, sensibilidad a la luz, jaqueca o visión borrosa.
Para evitarlo, insiste la vicedecana de COOCYL, las gafas de sol con monturas especiales para el esquí, que cubren tanto los ojos como la piel que los rodea y cuentan con sistema de ventilación y antivaho, son indispensables.
Por último, para afrontar los meses de invierno con las mejores garantías para la protección de nuestros ojos, los ópticos-optometristas, como profesionales sanitarios de la atención primaria de la salud visual, ofrecerán los mejores consejos y las pautas a seguir en la prevención y en el tratamiento de cualquier síntoma asociado.