√ El Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León recuerda la importancia de abordar ese problema visual cuanto antes, porque su progresión puede derivar en graves enfermedades oculares
√ La miopía afecta ya a más del 21% de los niños de 7 años, y se dispara hasta el 62,5% entre los 17 y 27 años, en parte debido al abuso de la visión de cerca y los dispositivos electrónicos
La miopía ya es considerada por la OMS como una epidemia del siglo XXI, tanto que estima que su prevalencia alcanzará al 50% de la población en el año 2050. Un aumento especialmente preocupante entre los más jóvenes, en parte porque la llamada generación tecnológica, los nacidos entre 2002 y el 2021, registra la mayor tasa de miopes en comparación con generaciones anteriores. La miopía infantil tiene una prevalencia actual del 30 al 40%, y se estima que llegará al 60% en los próximos años, con los riesgos para la salud visual que supone cuando alcanza determinados valores.
Según diversos estudios realizados en España, si bien entre los pequeños de 5 años la prevalencia es del 13,9%, a los 6 años esta tasa asciende al 17,6%, hasta llegar al 21,2% en niños de 7 años. Porcentajes preocupantes que se agravan incluso más en los adolescentes y los jóvenes, entre los que se estima una incidencia de la miopía del 62,5% entre los 17 y los 27 años.
Los nuevos hábitos de estudio y trabajo, pero también de ocio, durante los cuales se han incrementado significativamente las horas que pasamos utilizando la visión próxima en detrimento de la visión lejana, unidos a periodos de confinamiento y a un aumento exponencial en el uso de los dispositivos electrónicos a causa de la pandemia por covid-19, han contribuido a que este problema visual se haya convertido en un importante problema de salud pública, especialmente en niños y jóvenes. En este escenario, el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL) recuerda la importancia de las revisiones periódicas con un profesional de la visión para el necesario control de la miopía.
“Muchas veces asociamos la miopía a un problema puramente refractivo que requiere el uso de gafas, lentillas o de una cirugía para conseguir una buena agudeza visual. Sin embargo, el problema es mucho más serio, porque con el incremento del grado de miopía las posibilidades de sufrir enfermedades oculares graves se multiplican. Por esa razón es tan importante plantearse su control”, asegura la vicedecana de COOCYL, Ana Belén Cisneros.
De hecho, el riesgo de patologías visuales graves aumenta exponencialmente con el número de dioptrías. Esto sucede porque el aumento de la miopía va asociado a un crecimiento de la longitud del globo ocular. Dicho estiramiento provoca una alteración patológica en las diferentes estructuras oculares (retina, coroides, esclera, etc.) y, por tanto, aumenta el riesgo de padecer glaucoma, cataratas, desprendimiento de retina y maculopatía miópica.
Respecto a la aparición de la miopía infantil, Ana Belén Cisneros explica que “el riesgo es más elevado si tanto la madre como el padre son miopes y si tienen un grado mayor o menor”. Aunque hoy en día también se sabe que “los factores ambientales son tanto o más importantes que los genéticos”. “Pasar muchas horas al día realizando tareas en visión próxima sin realizar descansos incrementa el riesgo de padecer miopía en el futuro o de que aumente más rápidamente”, añade la experta.
Con todo, como avisa la vicedecana de COOCYL, lo que está claro es que “para controlar la miopía es fundamental atajarla cuando está comenzando y, por ese motivo, resulta clave realizar controles anuales en niños por parte del profesional de la visión para detectar el problema tan pronto como aparece”.
Tipos de miopía
Pero ¿qué es la miopía y cómo podemos abordarla? La miopía es un defecto visual del eje anteroposterior con un crecimiento del globo ocular. Aparece durante la edad escolar y suele incrementarse gradualmente a lo largo de la vida. Afecta a la visión de lejos, haciendo que los objetos alejados se perciban poco nítidos o borrosos, mientras que los objetos cercanos se mantienen nítidos. Algunos de los síntomas más característicos son la necesidad de acercase a los objetos por la falta de visión lejana, la visión borrosa de los objetos más alejados, entrecerrar los ojos forzando la vista para intentar enfocar los objetos, fatiga visual y dolores de cabeza.
Principalmente son tres los tipos de miopía: simple o axial, congénita y miopía magna o alta miopía:
√ La miopía simple o axial es la que se mantiene por debajo de las 6 dioptrías.
√ La miopía congénita es hereditaria y aparece en el recién nacido como consecuencia de alteraciones de las estructuras del ojo. Normalmente tiene un origen genético que puede relacionarse con un nacimiento prematuro o alguna enfermedad de la madre durante el embarazo. Por lo general, es una miopía elevada.
√ La miopía magna o alta miopía es el tipo más severo, y se denomina así cuando el paciente tiene más de 6 dioptrías. Va asociada a anomalías en el fondo de ojo de las personas afectadas. Es hereditaria y suele evolucionar a lo largo de la vida. Este tipo de miopía requiere de controles para hacer una detección precoz de posibles complicaciones asociadas, como el desprendimiento de retina, el glaucoma o las maculopatías miópicas.
Prevención y tratamiento
Hasta el momento, la evidencia científica disponible sobre la prevención y ralentización de su progresión, recogida por la Sociedad Española de Optometría (SEO) dice lo siguiente:
Sobre su prevención, el aumento del tiempo al aire libre, en comparación con otras medidas, es la estrategia más segura. Actualmente se recomienda a los escolares pasar entre 80 y 120 minutos al día al aire libre. “La evidencia científica en este punto es incuestionable. Si los niños juegan fuera de casa una media de dos horas al día, el riesgo de desarrollar miopía se reduce al 20%. Así lo revela el estudio CLEERE, realizado en la Universidad Estatal de Ohio durante 10 años con más de 1.200 niños, 633 miopes y 617 sin problemas”, indica Ana Belén Cisneros.
Sobre la ralentización de la progresión, existen varias intervenciones:
√ Medidas farmacológicas, como la aplicación diaria de gotas oculares de atropina en concentraciones que oscilan entre 0,01% y 0,05%, que deberán ser prescritas por el oftalmólogo.
√ Llevar la corrección completa y constante de la miopía, tanto para visión de lejos como de cerca, aunque se consiga una buena visión sin gafas en distancias cortas o intermedias. “Durante años pensábamos que llevar la graduación por lo bajo o incluso prescindir de ella cuando la miopía era de un grado menor era una buena alternativa, pero la evidencia científica ha demostrado justamente lo contrario. Esto supone que es necesario llevar siempre la graduación bien ajustada, (más en los niños pequeños), por lo que es preciso hacer revisiones frecuentes”, explica Cisneros.
√ Respecto a los tratamientos ópticos, la vicedecana de COOCYL señala las diferentes alternativas:
- En primer lugar, las lentes de contacto blandas para control de miopía, que están basadas en el principio del desenfoque periférico.
- En segundo lugar, la ortoqueratología nocturna (OKN), que no solo ayuda a frenar el aumento de miopía por la noche, sino que también ofrece mayor comodidad para los usuarios que no quieren utilizar lentillas durante el día. “Con esta alternativa de tratamiento de la miopía está demostrado que se puede conseguir que la miopía suba entre un 40% y un 50% menos que si se usan gafas o lentillas sin ser específicas de control de miopía”, asegura Ana Belén Cisneros.
- Por último, las gafas con lentes oftálmicas de desenfoque periférico, que es el método más reciente para el control de miopía, por lo que su evidencia científica aún es reducida.
Estas medidas no son mutuamente excluyentes, y pueden actuar sobre diferentes mecanismos de desarrollo y progresión de la miopía. Algunos estudios están empezando a examinar la combinación de tratamientos, y en el futuro esta combinación puede volverse más común.