CUIDADOS

Los ópticos-optometristas de Castilla y León recuerdan que una buena visión en la infancia mejora el desarrollo social y educacional

Los pediatras, oftalmólogos y optometristas intervienen en la prevención y el cuidado de la visión infantil

 

Comunicación COOCYL, 29 de mayo de 2017. ­El cuidado de la visión comienza en el momento del nacimiento y su control es muy importante en sus primeros años de vida. Desde el Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), comprometidos con la difusión de la salud visual en todas las etapas de la vida, recuerda la importancia de vigilar cualquier señal que indique un problema visual, aunque al respecto, tanto pediatras, oftalmólogos como optometristas intervienen en esas etapas en la prevención y el cuidado de la visión.

Los primeros años de vida son un etapa sensible en el desarrollo visual y una buena visión en edades tempranas es imprescindible para el desarrollo social y educacional. Esto implica no solo tener una buena agudeza visual sino también muchas otras habilidades visuales, como pueden ser la capacidad de enfoque lejos-cerca, la habilidad de mover los ojos correctamente, tener una binocularidad correcta, una buena coordinación ojo-mano o una buena estereopsis (cálculo correcto de la profundidad).

“Es muy importante que todos los niños pasen por controles visuales con regularidad, ya que desde el nacimiento hasta los seis años estamos desarrollando nuestras estructuras y capacidades visuales, y después, nos vemos sometidos a demandas visuales que pueden alterar nuestros sistema visual”, subraya la secretaria general de COOCYL, Ana Belén Cisneros. Asimismo, insiste en que el principio de algunas alteraciones visuales ocurre en los seis primeros años de vida, “antes de comenzar la etapa escolar, cuando tienen un impacto considerable”.

Durante el primer año de vida, hay que vigilar la evolución del sistema visual, constatando la simetría y la movilidad ocular. “Normalmente el estrabismo (desalineamiento de los ejes visuales) y los errores refractivos altos (miopía, hipermetropía, astigmatismo) pueden detectarse a partir de los 6-9 meses”, describe Cisneros. Por ese motivo, recuerdan desde COOCYL, hay que vigilar que la visión “sea similar entre ambos ojos así como un perfecto alineamiento ocular”. De esta forma, el resto de las habilidades visuales podrán desarrollarse sin impedimentos. Los ópticos-optometristas aseguran que existen algunos signos o pistas que pueden indicar una posible anomalía visual en los bebes. Por ejemplo, si desvía el ojo, tiene las cejas fruncidas, parpadeo excesivo u otras deformaciones faciales cuando fija la vista en un objeto, o da pasos falsos y caídas frecuentes.

Durante la etapa escolar, a partir de los 5 o 6 años, y en la adolescencia, las exigencias visuales aumentan con el paso del tiempo y ya no basta con tener un agudeza visual del 100%. “Todo lo relacionado con los procesos de cómo se interpreta o procesa la información visual se hacen fundamentales, como la percepción, la discriminación o la memoria visual”, enumera la secretaria general de COOCYL.